De esta acción se conoce, que el practicante amerita ponerse en dos pies, y sentir como el peso de su cuerpo descansa sobre ellos, porque al iniciar, se tratará de cargarlo todo en forma alterna, a izquierda y luego a derecha, quedando el lado despegado del piso, libre de dicha tortura, mientras el otro, aplastado contra el asfalto, deberá soportar y repartir con eficiencia los kilos entre las distintas porciones del calzado, y no solo eso, también en medio de su sufrimiento, será su cometido, impulsar al frente al cuerpo mencionado, justo antes de depositarle la carga a su homónimo. Se repite el proceso hasta que se alcancen las metas de tiempo y distancia, o bien, cuando los latidos del corazón sean demasiado veloces, y el aire ya no alcance para pagarle el esfuerzo al par de pulmones.
Izel Hanifah